De forma genérica podemos distinguir dos tipos de fuentes de contaminantes en el aire interior:

Fuentes primarias
Son aquellas que generan contaminación debido a su uso o presencia en el interior: uso de combustibles, humo de tabaco, bioefluentes de mascotas, cubiertas de suelos y paredes, pinturas sintéticas, pegamentos, barnices, ceras, plaguicidas, materiales de construcción, aire procedente del exterior (ya que una porción sustancial de la contaminación del aire exterior migra al interior, afectando a su calidad), etc. En general, cualquier producto químico usado o presente en el interior es, a priori, una fuente de contaminación. Como producto químico se entiende cualquier producto de uso doméstico como los arriba mencionados.

La tasa de intercambio de aire es actualmente 10 veces menor de lo que era hace 30 años con el consiguiente incremento en humedad y en los niveles de contaminantes interiores y alérgenos aéreos (los edificios se han hecho más eficientes en la conservación de la energía a costa de disminuir el intercambio de aire con el exterior).

• Humo de tabaco: En Europa el humo ambiental de tabaco permanece como el contaminante más importante. En la mayor parte de la literatura científica es tratado tanto como contaminante en sí mismo y como fuente de otros contaminantes (monóxido de carbono, benceno, óxidos de nitrógeno y azufre, etc.).

• Agua y humedades: Contribuye a la presencia de mohos, hongos, etc. y por tanto a la producción de alérgenos aéreos y proliferación de bacterias (la legionela es un ejemplo).

• Materiales de construcción y mobiliario: Constituyen una fuente de compuestos orgánicos volátiles como el formaldehído (maderas aglomeradas) y otros compuestos (asbestos, etc.).

• Uso de combustibles fósiles: El uso doméstico de combustibles fósiles para calefacción y cocina constituye una importante fuente de exposición a partículas y compuestos orgánicos peligrosos, tales como hidrocarburos aromáticos policíclicos.

• Uso de productos químicos domésticos: en el hogar se emplean innumerables productos químicos para la limpieza, desinfección, ambientadores y fragancias, plaguicidas, adhesivos, pinturas, selladores, aislantes, etc.

• Control de plagas: ya sea doméstico o realizado por profesionales, es una fuente de contaminación química en la vivienda.

• Calefacción, ventilación y aire acondicionado: un inadecuado mantenimiento o instalación puede dar lugar a polvo, suciedad o crecimientos microbiológicos en los conductos y otros lugares de los circuitos, originando partículas, bacterias, etc. Un mal diseño e instalación de las tomas de aire puede introducir aire “sucio” en el interior.

• Aire contaminado procedente del exterior: introduce partículas, humos, polvo, gases procedentes de contaminantes industriales y vehículos, además de los naturales como polen, ácaros, y esporas fúngicas.

• Gases procedente del suelo: el radón es el principal, aunque pueden producirse también infiltraciones de contaminantes procedentes de usos anteriores del suelo y plaguicidas.

• Actividades de redecoración, remodelación y reparación: actividades como el pintado, impermeabilización, aislamiento, uso de adhesivos y otros productos e introducción de nuevo mobiliario no sólo introducen contaminantes sino que pueden generarlos, por ejemplo debido al manejo inadecuado de materiales que contienen asbestos.

• Condiciones no sanitarias: un inadecuado mantenimiento y limpieza de la vivienda da lugar a condiciones que favorecen la acumulación de contaminantes.

• Suministros: de especial importancia en el ambiente interior de edificios destinados a oficinas, hospitales, etc. La contaminación se origina por el uso de productos como disolventes, toners o tintas para impresoras, desinfectantes, etc.

• Individuos: olor corporal, cosméticos, incremento de dióxido de carbono.

• Eventos accidentales: también especialmente importantes en edificios de oficinas, hospitales, laboratorios, etc., debido al manejo y almacenamiento de sustancias químicas peligrosas.

Fuentes secundarias

Son los procesos químicos que transforman los contaminantes emitidos por fuentes primarias dando lugar a otros nuevos, que son conocidos como contaminantes secundarios (productos de oxidación, partículas, etc.). Esta “química interior” puede darse tanto en la fase gaseosa o sobre superficies y son un sumidero para los contaminantes interiores y a la vez una fuente de nuevos contaminantes.

Fuente: Guía Calidad del aire interior Junta de Andalucía.

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