La contaminación ambiental no es sólo un riesgo para la vida humana y animal. Los contaminantes transportados por el aire pueden manchar metales, dañar el cuero y deteriorar textiles. Por lo tanto, aunque los museos, las galerías de arte y otras instituciones culturales deben tomar medidas para conservar la salud de las personas en sus edificios, también tienen que proteger los objetos y obras expuestas de los nocivos efectos de la contaminación ambiental.

A medida que aumenta la preocupación sobre la contaminación ambiental entre la sociedad, también aumentan sus expectativas de que los edificios públicos sean lugares seguros en los que pasar el tiempo, sin peligro de contaminación ambiental.

Los museos y las galerías de arte suelen encontrarse en entornos urbanos expuestos a contaminantes que atacan los materiales orgánicos y provocan daños permanentes tales como la disolución y decoloración en caliza o mármol, la corrosión en los metales, el desvanecimiento y debilitación de textiles, papel o cuero.

Las partículas en suspensión también causan suciedad, que supone una amenaza potencial para las obras durante su limpieza y también favorece el crecimiento de moho, bacterias y esporas fúngicas.

Las pinturas, los productos de limpieza, los pegamentos y otros productos que suelen encontrarse en espacios interiores emiten COV, como formaldehído. Algunas vitrinas pueden tener niveles especialmente elevados debido a los adhesivos y sellantes que se emplean en su construcción. Por lo tanto, pese a que el cristal protector puede proteger a la obra, los artículos como fotografías, objetos de metal y cierto tipo de vidrios pueden continuar en riesgo de daño permanente.

Muchos museos, galerías y otras instituciones culturales ya cuentan con completos sistemas de filtración de aire, como filtros combinados de filtración de partículas y adsorción de gas ofrecen un alto rendimiento, así como filtros hepa de eficacia absoluta.

Importante que se realice una revisión en el rendimiento de su sistema con regularidad ya que los museos y galerías albergan nuestros objetos más preciados. Resulta esencial que el sistema de filtración sea adecuado para protegerlos.

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