Los parámetros que determinan la calidad del ambiente interior se clasifican según su naturaleza en:

– Físicos como la temperatura, las radiaciones, el ruido…,

– Químicos como sustancias y/o compuestos orgánicos e inorgánicos presentes en el aire y/o el polvo en suspensión

– Biológicos mohos, esporas, bacterias o ácaros. Medir la calidad del aire implica conocer los niveles de contaminación química y biológica, condicionados por la temperatura y la humedad.

De esta forma, además del control de la temperatura interior en un espacio y de su humedad relativa, una adecuada calidad del aire interior conlleva un control de los contaminantes presentes en el aire.

La concentración de dióxido de carbono (CO2), ha sido incorporada en la verificación de calidad de los espacios interiores por ser un claro indicador del funcionamiento del sistema de renovación de aire. El CO2 no es un contaminante como tal, sin embargo, en altas concentraciones es tóxico por desplazamiento de oxígeno, y condiciona la capacidad de concentración, bienestar y productividad en espacios interiores.

Los compuestos químicos presentes en el aire interior se clasifican en:

  • MUY VOLÁTILES (COMV): como el formaldehído, el ozono, el cloro, el monóxido de carbono (CO), el dióxido de nitrógeno (NO2) y otros gases de combustión
  • VOLÁTILES – compuestos orgánicos volátiles (COVs): disolventes como aldehídos, alifatos, alcoholes, compuestos aromáticos, glicoles, cetonas, terpenos, etc, partículas en suspensión y fibras
  • SEMI VOLÁTILES (COSV): compuestos orgánicos poco volátiles y persistentes como biocidas, fungicidas, pesticidas o retardantes de la llama, así como metales pesados. Estos componentes pueden ser detectados suspendidos en el aire, pero mayoritariamente en el polvo, tanto en suspensión como sobre superficies de los espacios interiores.

El radón es otro gran contaminante de origen natural. Es un gas radiactivo que acumulado en espacios interiores aumenta significativamente el riesgo de cáncer de pulmón para sus ocupantes, por lo que vigilar su presencia en espacios interiores, es prioritario.

Controlar la calidad del aire, requiere por lo tanto mantener a raya todos estos contaminantes que pueden desprenderse de materiales de construcción, acabado, equipamiento, o del propio uso y mantenimiento de un espacio en forma de productos de higiene y limpieza.

Fuente: Guía Calidad del aire interior Junta de Andalucía.

 

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